Hasta el 10 de diciembre, Cancún será la sede de la conferencia climática (COP siglas en inglés) auspiciada por las Naciones Unidas. Todos los indicios apuntan a que esta conferencia seguirá la misma línea que la edición anterior, celebrada en Copenhague en Diciembre del 2009.
Será un nuevo paso en la política neoliberal de los grandes imperios que tratan de negar y desestimar la fuerte influencia e impacto negativo que el capitalismo ha ejercido, ejerce y ejercerá en el cambio climático, aprovecharán la situación y la utilizarán como pretexto para privatizar la atmósfera, los bosques y otros recursos naturales, mientras que, al mismo tiempo mostrarán los resultados del pobre manejo y la políticas fallidas que han llevado al planeta a la situación en la que actualmente se encuentra.
Sin la capacidad de revertir esta desastrosa situación por medio de productividad incentiva y/o la acumulación de dividendos o ganancias (y, consecuentemente, con combustibles fósiles), los amos y dueños del gran capital quieren imponer sus aparentemente positivos e inofensivos avances tecnológicos: energía nuclear, agro combustibles y el llamado “Estados Unidos, China, India, Brasil, Sudáfrica y en la Unión Europea negociaron secretamente un acuerdo paralelo que trataron, sin lograr su objetivo de imponer a la Asamblea General de la Conferencia de las Naciones Unidas. Este documento es evidente y completamente insuficiente a nivel ecológico: implica en un breve lapso, un aumento de mas de cuatro grados en la temperatura global, sinónimo de catástrofes extremadamente serios y graves.
En el nivel social implica la eliminación del principio de “responsabilidad común y equitativa pero diferenciada” de los países capitalistas avanzados y aquellos “en desarrollo”. Los representantes de diversos países ubicados en el hemisferio sur denunciaron la ilegalidad, irresponsabilidad, el cinismo y la injusticia del acuerdo establecido entre los principales países responsables de la contaminación global.
Es más a pesar de las numerosas protestas, este acuerdo fue adoptado de facto como logo representativo de la política climática de las Naciones Unidad y su secretario particular.
¡Esto es inaceptable! En abril de 2010, como respuesta al llamado emitido por el Presidente Boliviano Evo Morales, más de 30 000 representantes de diversos movimientos sociales, uniones sindicalizadas, pueblos indígenas y algunos representantes gubernamentales, se reunieron en Cochabamba, Bolivia para redactar y elaborar “La declaración popular del cambio climático y los derechos de la Madre Tierra”.
Esta declaración establece claramente que el capitalismo es el principal responsable del calentamiento global y que las naciones ubicadas en el hemisferio norte tienen que reducir drástica y radicalmente sus emisiones de gases invernadero con el fin de desestabilizar y aminorar efectiva y exitosamente el aumento de la temperatura global.
El proceso de Cochabamba ha producido un movimiento popular por la Madre Tierra que junta, organiza y canaliza cientos de organizaciones que están comprometidas con la transición a una sociedad post capitalista basada en el control democrático popular. Creemos que dicha sociedad tiene que ser tanto ecosocialista como ecofeminista, cuyo principal ingreso de combustible sea extraído u obtenido directamente del sol no de combustibles fósiles por lo tanto, apoyamos la compaña para dejar los combustibles, en su lugar de origen (el suelo) y reconocemos con entusiasmo la iniciativa Ecuadorian Yasuni para no explotar pozos petroleros y minas ricas en gases debajo de ese territorio indígena rico en minerales naturales.
Sin entrar en detalles específicos concernientes a cada aspecto de la Declaración de Cochabamba, la Cadena Internacional Ecosocialista apoya a todos aquellos que demandan que esta misma declaración, y no el auto conveniente e injusto “Pacto de Copenhague”, sirva como base de negociaciones en Cancún. Cochabamba ha hecho posible que la voz de millares de indígenas, mujeres, trabajadores y gente pobre en general haya sido escuchada. En una palabra: la voz de las víctimas. Es esta voz y no la de las trasnacionales la que debería ser esencial para las negociaciones referentes al impacto climático.
El verano del 2010 ha sido señalado por especialistas como el inicio de una gran cadena de catástrofes que mostrarán solamente un vistazo de lo que el cambio climático tiene reservado para la humanidad: múltiples incendios masivos en Rusia, innumerables lluvias e inundaciones en China, México y Pakistán. El caso de Pakistán es dramático y revelador. Las inundaciones causarán más de 20 millones de víctimas aproximadamente e inmensos daños materiales. Si Pakistán continúa valorando y respetando los parámetros económicos y monetarios del Banco Mundial y del Fondo monetario internacional, estaría en riesgo de ir a la absoluta miseria. Con el fin de evadir esto, sería necesario abolir la deuda externa y demandar reparaciones, remesad y remuneraciones de las naciones ubicadas en el Hemisferio Norte. Esto requiere un rompimiento con el modelo de desarrollo capitalista y el implemento de medidas tales como una reforma agraria democrática, una producción que dependa de la demanda social y popular y un manejo alternativo y mejorado del agua y de los recursos naturales y energéticos para que estén al servicio de la población.
El cambio climático muestra que el capitalismo ha llegado al final del camino. Por su productividad y su rapacidad por las ganancias, este modo de producción está destruyendo las dos únicas fuentes de bienestar real: la tierra y el trabajador. Con el fin de enfrentar este barbarismo que se avecina, una sociedad alternativa - una elección radical de civilización es requerida: Ecosocialismo.
La optimización de los dividendos privados sin tomar en consideración sus límites naturales tiene que ser reemplazada por la optimización del ser humano colectivo, el buen – vivir, respetando a la Madre Tierra.
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