miércoles, 28 de diciembre de 2011

FIN DEL MUNDO O SOCIEDAD PLANA (SIONISMO)


Por Darío Botero Pérez

“Dichosos somos nosotros, oh Israel;
porque sabemos las cosas que son del agrado de Dios”
(Baruch, cap. 4, ver. 4)
“La gente difícilmente entiende que no entiende”
Nicolás Gómez Dávila


Pasado abominable

Es consistente la estrategia del sionismo para causar el Fin del Mundo que les impuso Yahvé como su gran obra a los judíos herederos del impostor Jacob, padre inmediato del presunto “pueblo elegido” destinado para tan escatológica, inhumana e intolerable misión.

O, más bien, se las impusieron los masones, interesados en mantener su preeminencia anónima mientras ponen a los arribistas ex nómadas a destruir la biosfera y a asesinar a los díscolos autónomos que creen en otras cosas o no creen en nada. 

Éstos “ateos” son poco obedientes pero lúcidos. Se guían por la ética en vez de por morales caprichosas que descalifican a quienes no las comparten. No se consideran superiores ni inferiores a nadie sino individuos soberanos, responsables de sus propias vidas y respetuosos de las ajenas. Aplican la idea de que “la libertad es el derecho de hacer lo que no aporte perjuicios a los otros”, según aserto de Ezra Pound citado por Camilo Jiménez en el periódico editado en Medellín, Universo Centro No. 29.

En cuanto a los sionistas, su insistencia en cumplir su elevada misión, que sería premiada con la “tierra prometida”, se rastrea desde los inicios de las religiones derivadas de Abraham, en particular la atribuida a Ismael, el hijo de la egipcia Agar (el islamismo); y la que fundó el tramposo Jacob (el sionismo o judaísmo) quien cambió su nombre por el de Israel, convirtiendo a su pueblo en la peor y más persistente calamidad para la Humanidad. 

El cristianismo -que sería la tercera religión monoteísta atribuible a los mismos orígenes ideológico-teológicos-, aunque sus jerarcas insistan en mantener su control mental de los creyentes con miras al enfrentamiento entre culturas, prácticamente ha superado algunas connotaciones fundamentalistas que siguen aquejando a las otras dos. A saber, al islamismo extremista que acude al terror contra su mismo pueblo y se siente con derecho a obligar a los herejes a que abracen su fe o mueran; y al sionismo fundamentalista que sigue apegado a su misión apocalíptica y está convencido de que llegó la hora de cumplirla extinguiendo a los gentiles. 

En cambio, el mensaje de Jesús sigue siendo revolucionario, aunque los que explotan al prójimo que cree en él prefieran destacar su sacrificio en la cruz, e insistir en que fue un dios que se hizo hombre, haciéndose matar para redimirnos de nuestros pecados. 

Evidentemente, este loable propósito redentor no pudo lograrlo. Y eso que, según nuestra arrogancia, el crucificado era nada menos que la tercera persona de la divinidad, el “hijo del Padre” (en vez de  nuestro hermano como hijos todos del mismo padre, que fue lo que enseñó el Maestro). 

Tal tergiversación de la acción de Jesús, que deja a dios como un incapaz frente a la maldad humana (que ni siquiera el sacrificio del hijo de dios logró vencer), la resolvieron e impusieron los “padres de la iglesia” siglos después, cuando la institución se convirtió en un arma de dominación ideológica al servicio del imperio romano, tanto como en un medio de subsistencia holgada y privilegiada para los ministros religiosos. 

Con esos fines protervos, les tocó distorsionar y subestimar todo el contenido doctrinario de las predicaciones de Jesús, que son su verdadero aporte porque sirven de guía para defendernos de los enemigos comunes como hijos de dios iguales a cualquier otro.

Sabían de su sentido altamente revolucionario, pues es capaz de dotarnos a todos de ideas de igualdad, dignidad y respeto que descalifican cualquier régimen jerárquico tanto como a cualquier megalómano convencido de su falsa superioridad.  Ese es su gran valor universal, el mismo que la “teología de la liberación” se ha esmerado en rescatar en beneficio común y que el beato Wojtyla y los demás papas rechazan con fervor de súbditos incondicionales de los dueños del Mundo.

En consecuencia, despojándonos de tanto orgullo -que nos ha llevado a postular que dios fue impotente para salvarnos con su sacrificio; y eso que era nada menos que dios, lo cual, evidentemente, nos vuelve superiores a él, al menos en terquedad-, debemos acudir a los consejos de Jesús más que a las distorsiones interesadas de su naturaleza humana, tan equilibrada que le permitió alcanzar una condición divina, como otros grandes maestros que se han esmerado por guiar a la Humanidad por sendas de paz, igualdad, tolerancia, respeto y convivencia armónica con la Naturaleza.

Inclusive, se trata de predicadores con ideas y leyendas semejantes, según lo resume Fernando Vallejo en su libro “La puta de Babilonia”. Vale la pena rescatarlo para ilustración de quienes no lo hayan leído y hasta como invitación para que lo lean.  Antes, no sobra advertir que Vallejo considera muy dudosa la existencia histórica del Cristo, lo cual es relativamente intrascendente al considerar el valor universal y civilizador de sus enseñanzas.  Veamos la página 101 de la edición de Planeta:

“Cristo es un engendro fraguado por Roma, centro del imperio y del mundo helenizado, a partir del año 100, juntando rasgos tomados de los mitos de Atis de Frigia, Dionisio de Grecia, Buda de Nepal, Krishna de la India, Osiris y su hijo Orus de Egipto, Zoroastro y Mitra de Persia y toda una serie de dioses y redentores del género humano que lo precedieron en siglos y aun en milenios y que el mundo mediterráneo conoció a raíz de la conquista de Persia y la India por Alejandro Magno... Cristo nació el 25 de diciembre de una Virgen, y en la misma fecha, que es el solsticio de invierno, nacieron Atis, de la Virgen Nana; Buda, de la Virgen Maya; Krishna, de la Virgen Devaki; Horus, de la Virgen Isis, en un pesebre y en una cueva.  También Mitra nació el 25 de diciembre, de una virgen, en una cueva y lo visitaron pastores que le trajeron regalos.  Y de una virgen también nació Zoroastro o Zaratustra”...

Las semejanzas siguen describiéndose en unas cuantas páginas más, con suficiente erudición como para que no sea fácil negar la veracidad de la información suministrada.


En cuanto a las diferencias del cristianismo con el sionismo y el islamismo, podemos señalar que, por una parte, jamás ha practicado la ablación del prepucio (o circuncisión), aunque practicó gustoso la quema de brujas para consolidar el poder de la iglesia.  Por otra, ya superó las épocas del fanatismo hirsuto que lo llevó a considerarse con derecho para asesinar musulmanes a fin de recuperar las tierras santas de Jerusalén; o indígenas herejes condenados a convertirse a la religión verdadera “fuera de la cual no habría salvación”, lo cual les costó sus vidas a los más reacios, y sus tesoros minerales y culturales, tanto como su libertad, a los más ingenuos, crédulos o cobardes.


Presente aterrador

Actualmente, la desmesura sionista ha alcanzado su mayor alarde fundada en que  controla a USA tanto como a las agencias internacionales (ONU, OTAN, BM, FMI, BCE, OCDE, OMC, OMS, etc.), lo cual le otorga gran poder político y económico.  Ambos los refuerza con el poderío militar de su gran colonia americana tanto como con los arsenales -que incluyen bombas atómicas no autorizadas por la AIEA- disponibles en Israel y que está afanado por usar contra Irán.

Pero la imposición del Nuevo Orden Mundial que le permitiría exterminar a las mayorías y destruir impunemente la biosfera, el sionismo la basa, sobre todo, en su monopolio financiero mundial.  Éste se remonta en la Historia y le ha servido para mantenerse al lado de los poderosos quienes, no obstante, aunque los utilizaron, no dejaron de perseguir a los judíos ni de asesinarlos, como lo hacían los odiados (pero ya castigados y ejecutados) zares rusos. Éstos fueron despojados de su poder por los bolcheviques, financiados por los banqueros sionistas y apoyados en los ingenuos proletarios anhelantes de revolución.

En la actualidad, mediante su preeminencia de banqueros, los judíos Rotschild han llegado a dominar el Mundo en nombre del sionismo (aunque lo oculten), tras ingentes y admirables campañas históricas por sobrevivir en medio de sus enemigos, hasta alcanzar el poder suficiente para vencerlos a todos.  Al efecto, confían en que fanatizándolos lograrán que éstos (cristianos y musulmanes, sobre todo) se maten mutuamente sin que los sionistas sufran demasiado.  Al menos, su astucia les ha funcionado hasta ahora.  Y triunfarán si no los detenemos y castigamos antes de que sea imposible reaccionar.


Futuro en vilo
Por fortuna, el dinero es una convención social que los pueblos pueden cambiar a su capricho, sin mayores traumatismos, quitándoles su poder, tan desmesurado como artificial o convencional, a los potentados.

Basta una decisión elemental, altamente positiva para el funcionamiento fluido de la actividad económica real tanto como idónea para establecer la igualdad social porque el nuevo dinero, equitativamente distribuido entre todos los consumidores, carecerá de connotaciones de riqueza y poder pero conservará su función de aceite del mercado; esto es, de equivalente universal apto para adquirir lo que cada uno desee. 

Al contrario de la deleznable economía formal o monetaria, la verdaderamente  indispensable es la que reúne a la gente que produce y consume bienes y servicios útiles, no meramente convencionales.  Esto es, la economía real.

Con su trabajo y el alto desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado por la Humanidad, ésta es capaz de satisfacer las necesidades de consumo para toda la población mundial, ahora condenada a la miseria por el 1% que controla, mediante convenciones ya intolerables, las finanzas mundiales en todos los países, excepto en cinco (Irán, Corea del Norte, Sudán, Cuba y Libia). 

Semejante monopolio social del dinero, las finanzas y el crédito, tan abusivo, les permite a los banqueros sabotear la producción de bienes y servicios aunque los productores estén en condiciones de adelantarla.  Lamentablemente se los impiden las supersticiones impuestas por las sociedades jerárquicas al servicio de los potentados y defendidas por los gobernantes cipayos que les han cedido el monopolio financiero.  Esto es, el manejo arbitrario del dinero, que es tan indispensable en las sociedades mercantiles y debería estar disponible para todos los ciudadanos a fin de que la economía fluya y crezca sin obstáculos artificiales.

Por eso estamos obligados a derrotar a estas élites, sobre todo para conseguir la justicia social facilitada por el alto nivel de las fuerzas productivas desarrolladas por el capitalismo, aunque con serias y nocivas distorsiones -introducidas por los propietarios privados de los medios de producción, ansiosos de ganancias rápidas y elevadas- que debemos corregir urgentemente.

En contraste, quienes posan de amos del Mundo se reservan el monopolio de los servicios y productos financieros, que son meras convenciones sociales carentes de valor en sí mismas, de modo que es bastante fácil remplazarlas por otras más adecuadas para el manejo acertado de la economía en beneficio de todos. 

Los tradicionales monopolizadores del dinero prestan y ofrecen su convencional y deleznable aporte a través de las instituciones financieras, incluidas las bolsas de valores que convierten la economía en un casino, de modo que estamos obligados a remplazarlas con instituciones idóneas definidas por los pueblos y puestas al servicio de todos.

Retornando a la economía real, corresponde reconocer que ese “progreso” deformado y nocivo de las fuerzas productivas se ha alcanzado a costa de la Vida y la Naturaleza debido a que se basa en el lucro individual de unos cuantos privilegiados que, actualmente, están desbocados en su propósito de arrasar con todo. 

Su ambición los ha llevado a convertir el Mundo en un basurero porque no les interesa satisfacer necesidades de consumo auténticas sino imponer un consumismo irresponsable que les permita vender más para aumentar desmesuradamente sus ganancias. 

Con tales fines han llegado al extremo de que los empaques -convertidos por los usanos, desde que optaron por el consumismo tras la segunda guerra mundial, en el polo de atracción del consumidor incauto- cuestan mucho más que los contenidos. Pero unos y otros están destinados a ser desechados lo más rápido posible, para ser remplazados por similares embelecos. Tal derroche enfermizo es estimulado por los medios de comunicación. Mediante él se generan obsesiones fantásticas que no puede resistir el consumidor indefenso, sometido al bombardeo incesante, perverso y maquiavélico de la publicidad.

En vez de poner la economía al servicio de las necesidades humanas auténticas, se estimula el consumo irracional y enfermizo para quienes disponen de capacidad de compra.  Mientras tanto, los millones que no la poseen mueren de hambre, en medio de una miseria que pisotea la dignidad humana por disposición de unos potentados viles que han monopolizado el poder y la riqueza mediante maniobras especulativas y crímenes desmesurados.

Entre sus canalladas conocidas figuran las invasiones a países (Palestina, Afganistán e Irak son sus víctimas más sonadas en lo que va de siglo); la destrucción acelerada y continua del medio ambiente; y la instigación de guerras mundiales, como esta tercera que está en curso y que pronto será inminente -una vez se dé el primer ataque genocida de amplio espectro- si no reaccionamos de una vez por todas, con claridad y contundencia, en todo el Mundo, para evitarla.

Si se desata, sin duda constituirá el Armagedón con el que sueñan los sionistas desde que Abraham resolvió apoderarse de las tierras de los buenos y cordiales palestinos, que tan bien lo recibieron junto a su esposa y su sobrino cuando salieron de Haran con la intención de arrebatarles sus tierras a sus amables anfitriones. Parece que otro motivo más pedestre para el despojo de las tierras ajenas en que vienen empeñados los sionistas desde entonces, es que el par de personajes (Abraham y Lot) no podían regresar a Ur de Caldea, de donde los había sacado antes Taré, el padre de Abraham, con sus mujeres, sin que se sepa la causa.

No se trata de ninguna calumnia.  Afortunadamente, la Biblia es un libro suficientemente conocido, de modo que cualquiera puede enterarse de las proezas de estos loquitos de dios, usureros de siempre, y enemigos de todos, que, ahora, cuentan con la concentración de poder y de riqueza suficientes para sentirse capaces de controlar el Mundo e imponerles sus delirios a los demás.

Mientras insisten en exterminar a la mayoría de la población, pretenden establecer una homogeneidad antinatural (el consumismo hirsuto de los usanos) que niega la inmensa diversidad propia de la Vida y la Naturaleza, destruyendo la identidad cultural de los pueblos, como lo vemos en la milenaria China, ahora “comunista”.

Los sionistas -contra cualquier evidencia científica o racional o histórica o antropológica o hasta teológica- siguen convencidos de que, efectivamente, son los elegidos de dios, y de que el Universo fue creado para que hiciesen con él y con sus contenidos lo que se les ocurriese; en particular, sacrificar criaturas para satisfacer el placer que siente Yahvé con el olor a carne asada.

En síntesis, el desafío es definitivo. Consiste en extinguir la Vida mediante la precipitación del Fin del Mundo, o en superar la Historia para construir la sociedad horizontal o plana, respetuosa de todos, que podemos denominar Sociedad Democrática Global. 

No hay dudas de que el reto -planteado por el 1% contra el 99%- está en proceso y progresando.  Tampoco la hay de que nos incumbe a todos enfrentarlo para que existan posibilidades de vencer mediante la participación consciente de las mayorías dignas y lúcidas.  De lo contrario, los enemigos comunes se saldrán con la suya, de modo que la nuestra será una especie fallida e irredimible, a pesar del sacrificio de Jesús, el Nazareno.

Cada uno tiene que resolver qué posición toma, pues el tiempo se agota y necesitamos ser suficientes para vencer. Estamos obligados a alcanzar la masa crítica necesaria para aplastar a los enemigos comunes.

El dilema, conviene repetirlo, es: o el Fin del Mundo causado por el Nuevo Orden Mundial Perverso, o la Sociedad Democrática Global defensora de la diversidad, de la Naturaleza, de la Vida y de su dignidad en un futuro luminoso construido por todos 

Podemos ponernos a orar para no ir al Infierno con las mayorías pecadoras, o a denunciar, combatir y vencer a quienes nos inducen al pecado y nos llevan hacia el matadero mundial, que sería el verdadero Infierno para todos. 

Sin duda, es un reto para cada persona resuelta a ejercer como tal.  O sea, depende de ti aunque te escudes en cualquier cosa para negarlo. La conciencia no admite esos engaños que destrozan la salud mental de quienes los consideran dogmas de fe de modo que se resignan a esperar sumisamente lo que nos han decretado los enemigos comunes: el exterminio.




lunes, 19 de diciembre de 2011

Prostitución de la palabra "revolución"


Por Camilo Torres Restrepo - Actualizado por Johan Doncel.


La palabra revolución ha sido prostituida por nosotros, los q pretendemos ser revolucionarios. Se ha utilizado con ligereza, como una afición, sin un verdadero respeto y sin verdadera profundidad. Si este homenaje sirviera mas q para hacer resaltar a hechos y a personas, para lograr q hoy plasmáramos la unidad alrededor del ideal revolucionario.

Tenemos que lograr la unión revolucionaria por encima de las ideologías que nos separan.  Los colombianos hemos sido muy dados a las discusiones filosóficas y las divergencias especulativas. Nos perdemos en discusiones que, aunque desde el punto de vista teorico sean muy valiosas, en las condiciones actuales del país resultan completamente bizantinas. Como recordaran algunos de los amigos aquie presentes, con quienes trabajamos en la acción comunal universitaria de Tunjuelito, cuando se nos tachaba de que colaborábamos con comunistas yo les contestaba a nuestros acusadores que era absurdo pensar que comunistas y cristianos no podían trabajar juntos por el bien de la humanidad, y que nosotros no podíamos ponernos a discutir sobre si el alma es mortal o inmortal sin resolver un punto en que sí estamos todos de acuerdo: el de que la miseria sí es mortal. Eso nos ha pasado en nuestra orientación revolucionaria. Hay puntos elementales indicados por la técnica social y económica que no tienen implicaciones filosóficas y sobre los cuales, los que buscamos un auténtica renovación del país, podemos ponernos de acuerdo, prescindiendo de las diferentes ideologías, no en nuestra vida personal, pero sí en nuestra lucha revolucionaria inmediata. Los problemas ideológicos los resolveremos después que triunfe la revolución.

Necesitamos la unión por encima de los grupos. Es lastimoso el espectáculo que da la izquierda colombiana. Mientras la clase dirigente se unifica, mientras la minoría que tiene todo los poderes en su mano logra superar las diferencias filosóficas y políticas para defender sus intereses, la clase popular, que no cuenta sino con la superioridad numérica, es pulverizada por los dirigentes de los diferentes grupos progresistas que, muchas veces, ponen mas énfasis en las peleas que se tienen entre sí que en su lucha contra la clase dirigente. 

Es necesario que asumamos una actitud rotundamente positiva ante todos los grupos revolucionarios. Es absurdo ser anticomunista, porque en el comunismo nosotros encontramos elementos auténticamente revolucionarios, como es absurdo estar en contra de cualquier otro grupo que tenga algo de revolucionario. De la misma manera como el Libertador Simón Bolivar promulgó su decreto de guerra a muerte en la lucha emancipadora, nosotros debemos promulgar hoy también un decreto de guerra a muerte, aceptando todo lo que sea revolucionario, venga de donde viniere, y combatiendo todo lo que sea antirrevolucionario, venga también de donde viniere.

La unión debe hacerse por encima de las ambiciones personales. Es necesario que los jefes sepan que no podrán llegar a servir lealmente a la revolución si no es mediante un sacrificio personal, por ese ideal, hasta la ultimas consecuencias. Dentro de los universitarios y los profesionales se encuentran casos de idealismo autentico; sin embargo, muchas veces, se utiliza la revolución como un escalón para ascender socialmente y no como un fin de servicio al país y a la humanidad.

En un país subdesarrollado en donde menos del 2% de la población, como es el caso de colombia, son profesionales y estudiantes universitarios, nosotros constituimos un grupo privilegiado. Estos últimos tienen asegurado su ascenso social durante los años de estudio sin tener que pagar la cuota de conformismo que se impone al resto de los miembros de nuestra sociedad para ascender.  Esto, por lo menos, en las universidades en donde  se ha establecido el delito de opinión y en donde los inconformes no son expulsados por lo que piensan o por lo que defienden. Como grupo privilegiado, nosotros debemos restituir al pueblo colombiano los esfuerzos que ha hecho para que podamos ser una élite cultural. Los universitarios de los países subdesarrollados tienen un papel político irremplazable y se encuentran diariamente ante el drama de lograr una formación técnica indispensable para consolidar la revolución y la necesidad de intervenir en el proceso de cambio, descuidando muchas veces sus tareas diarias de formación y aprendizaje. Somos un grupo insustituible del cual esperan mucho las mayorías de nuestro país. Desgraciadamente, hemos traicionado muchas veces los intereses de la revolución colombiana al servicio de nuestros mezquinos intereses personales. Mientras no haya un grupo de estudiantes y profesionales resueltos a sufrir todas las consecuencias de la represión que les impondrá un sistema que está organizado contra los que quieren cambiar el estado de  cosas en Colombia, no habrá en nuestro país un verdadero liderazgo revolucionario.

Necesitamos algunas condiciones indispensables para realizar la unión, la revolución es un ideal que debe fijarse de una manera muy determinada y precisa. No podemos unirnos con base en ilusiones vagas. Ante todo necesitamos objetivos nacionales que encausen nuestras energías y las energías de todo el pueblo colombiano. Con grupos de jóvenes universitarios de todo el país, pertenecientes a movimientos revolucionarios o independientemente de estos, hemos venido elaborando y planteando una plataforma que resume los objetivos a largo plazo de una acción revolucionaria.

No basta la decisión íntima de entregarse hasta las últimas consecuencias.

La revolución es una tarea demasiado ardua para que las simples intenciones basten para realizarla. De lo contrario, sería inconcebible que no se hubiere llevado a efecto, dado el descontento general que existe en el país.

El inconformismo de los universitarios es algo evidente. Sin embargo, después de los primeros años de estudio, pasa la euforia revolucionaria. Al terminar la carrera se comienzan a buscar los vínculos con las estructuras vigentes. Sería mal visto por los futuros socios, empleados, patronos y palancas que el nuevo profesional tuviera el mote de “comunista” , adjetivo que emplea la clase dirigente para descalificar a los inconformes.

Al terminar la carrera el inconformismo decae totalmente, salvo algunas pocas excepciones. Después, los que fueron los más aguerridos revolucionarios durante los estudios, en muchas ocasiones comienzan a hacerse perdonar de las oligarquías, sus devaneos juveniles. Por eso, frecuentemente los estudiantes mas revoltosos se convierten en los profesionales que defienden con más ahínco los privilegios, los símbolos de prestigio y aun las formas exteriores de vida de las clases dirigentes.

En el apego de estos símbolos de prestigio creo yo que en gran parte está la trampa para caer en el aburguesamiento. La sociedad nuestra es una sociedad burguesa. Los estudiantes participan subconscientemente de los valores de esta sociedad, aunque conscientemente los repudien. Una forma de repudio exterior de esos valores se manifiesta en los vestidos pobres y raros, en la barba y en las costumbres antitradicionales de muchos universitarios. Sin embargo, la imagen de los que debe de ser un profesional, el doctor, debe estar bien vestido, vivir en una casa o un departamento mas o menos bien amueblado, tener automóvil y vivir en un barrio residencial; tener oficina con maquinas, sala de espera y secretaria. Y como todo esto cuesta dinero, es necesaria una remuneración “adecuada” al nivel profesional. Desgraciadamente, las remuneraciones “adecuadas” las controla la oligarquía, y entonces hay que venderse y renunciar al inconformismo.

Mientras no seamos capaces de abandonar nuestro sistema de vida burgués no podremos ser revolucionarios. El inconformismo cuesta, y cuesta caro. Cuesta descenso en el nivel de vida, cuesta destituciones de empleos, cambiar y descender de ocupacion, cambiar de barrio y de vestido. Puede ser que implique el paso al campo o al monte. El arquitecto inconformista debe estar dispuesto a trabajar como albañil, si ese es el precio que le exige la estructura vigente para subsistir sin traicionarse.




sábado, 17 de diciembre de 2011

Las paradojas que dejó la guerra de Irak


Por Abel Samir

En este mes de diciembre de 2011 las tropas norteamericanas hacen abandono del territorio de Irak. Un país que estuvo unido bajo la férrea mano del dictador Sadam Hussein. Era un país en que una minoría de la población (de religión musulmana sunita) gobernaba el país sobre la mayoría chiita y sobre la etnia curda a través del partido oficial Baas, que se autodeclaraba socialista, pero que no tenía nada de socialista, sino todo lo contrario, los iraquíes de ese partido eran por sobre todo partidarios de un sistema capitalista, aunque ciertos sectores de la economía permanecían en manos del Estado, por lo que podría habérsele denominado “capitalismo de Estado”. El partido Baas fue disuelto, muchos de sus jefes fueron muertos o apresados y todavía hay muchos de ellos en la cárcel. Sadam fue ejecutado y con eso desaparecía un capítulo de la historia de ese país.

Si bien es cierto, las fuerzas norteamericanas destruyeron a las fuerzas iraquíes del Baas, las fuerzas chiitas se afirmaron y podría asegurar que se solidificaron. Hoy son los chiitas los que gobiernan mayoritariamente. Incluso el primer ministro Maliki es chiita y, por esa razón, mantiene excelentes relaciones con el gobierno de Irán.

Por más que los norteamericanos se esforzaron en disminuir la influencia de Irán, no lo lograron. Incluso en un momento, USA se volcó hacia los sunitas, a los ex miembros del Baas y a ciertas milicias que los habían estado combatiendo en busca de una colaboración y entendimiento para de esa forma limitar el poder de los chiitas y de Al-Kaeda en Irak.

USA se va y deja un vacío de poder y de influencia política. Su geopolítica no salió ganadora, ni siquiera su economía que se resintió enormemente con el gasto producido por más de 140.000 soldados que estuvieron ocupando ese país. No hay duda que gran parte del déficit fiscal de USA se debe al enorme gasto de todo tipo que significó tener un enorme ejército, en esa zona tan lejana del territorio norteamericano. Si bien es cierto, puede afirmarse que USA ganó la guerra convencional, no pudo destrozar a las milicias ni sunitas ni chiitas que surgieron y que combatieron en algunas ocasiones a los invasores norteamericanos. También la invasión norteamericana permitió el surgimiento de Al-Kaeda, que aunque golpeada por todos, ha logrado mantenerse y puede ser más adelante un problema serio para el actual gobierno.

El vacío geopolítico que deja USA lo llena ahora Irán. Irán que en el pasado tuvo que enfrentar una terrible guerra contra ese país apoyado indirectamente por USA, guerra que se debió más que nada a los apetitos de grandeza de Sadam. Irán que ha sabido mantener en jaque la política de grandeza de los sionistas y de los reyes y sátrapas sunitas, en especial el rey de Arabia Saudita, que conforme a los documentos denunciados por Wikileaks habría manifestado a USA la necesidad de que se destruya las instalaciones nucleares de Irán, y no se ha pronunciado en contra de las instalaciones nucleares de Israel y sus armas atómicas; también Irán ha sabido mantener en jaque a otras monarquías como la del rey de Jordania y de los otros Estados menores de la región. Además, según la revista Times existiría un acuerdo secreto entre Arabia Saudita e Israel para permitir el paso de aviones israelíes por el espacio aéreo de Arabia Saudita en caso de que Israel ataque a Irán. Esta noticia parece tener visos de realidad por cuanto no Arabia Saudita ni Israel se han dado el trabajo de hacer un desmentido. La actitud desleal del monarca saudita se debe a la defensa de sus intereses personales más que nada y al temor de una potencia emergente como es Irán.

Y en verdad, no se ve que Irán constituya una amenaza para los gobiernos con mayorías sunitas, aunque en Siria juegue hoy un rol equivocado, aunque estaría en concordancia con la necesidad de la unión con el gobierno de Assad para reforzar a Irán y estrechar lazos con los de Hizbolla en Líbano, también aliados de Irán y enemigos declarados de Israel.

Aunque el premier iraquí, Nuri al-Maliki ha manifestado que Irak tiene las puertas abiertas a los inversores norteamericanos, no ha podido ocultar la simpatía que tiene por el gobierno iraní y lo que es más lógico, que también las puertas de Irak están abiertas a las empresas y capitales iraníes, aunque todavía no lo digan expresa-mente.

No me cabe ninguna duda que USA pierde una gran parte de su influencia geoestratégica en esta parte del mundo y que es Irán la que sale ganadora. USA decrece y por el contrario crece la influencia de Irán. Y eso preocupa también a Israel. Un Irán demasiado desarro-llado no sólo económicamente, sino también científicamente, y con una mayor influencia política en la región, es algo muy preocupante para los israelitas sionistas. Sobre todo, que Hamás en Gaza, es sostenida económicamente por Irán, aún y a pesar de las diferencias religiosas que existen entre ambos.

Poco a poco, como ya lo había manifestado hace un par de años, Irán va surgiendo como un polo de atracción a los gobiernos y los pueblos de la región. Y nada menos que un polo de atracción fuerte, con una economía que sería óptima si no fuese por las sanciones implementadas por USA e Israel a través de la ONU.

Ahora bien, me pregunto la razón por la que USA no quiso quedarse en esta zona y a lo menos encuentro tres razones:

1.El pueblo iraquí, mayoritariamente, no desea que los nortea-mericanos se queden en Irak. Si bien es cierto, la guerra los libró de Sadam, esa guerra le costó, según cifras de ellos mismos, cerca de un millón de vidas humanas y muchos cientos de miles que se fueron del país a vivir como refugiados. Según la revista The Lancet las bajas de iraquíes ya en 2006 ascendían a 650.000 individuos, de los cuales nada menos que 600.000 habrían sido producto de la violencia. La relativa prosperidad que tenía el país se arruinó con la llegada de esta guerra e invasión. Una gran mayoría quedó sin trabajo y sin ingresos, lo que produjo un efecto negativo hacia la OTAN y, en especial, hacia los norteamericanos. El apoyo de USA a Israel es cuestionado por casi toda la sociedad iraquí y de allí que surgen grupos extremos que han colaborado con Al-Kaeda. Grupos que están ocultos y que pueden accionar contra los norteamericanos apenas éstos se debiliten. Grupos que han visto al gobierno de Maliki como un gobierno yanacona de los yanquis, aunque realmente así no sea. Entre las cosas que molesta a los iraquíes es la terrible destrucción de edificios, carreteras, y de la infraestructura en general. Junto a estas molestias está la falta de electricidad, agua potable y medicinas.

2.La otra razón es la económica. USA tiene una economía desas-trosa y un gran déficit fiscal. El economista Martin Feldstein, pro-fesor de economía de la Universidad de Harvard dice: “Reciente-mente la economía estadounidense se ha desacelerado de forma espectacular y la probabilidad de que haya otra contracción económica aumenta con cada nueva serie de datos. Este es un cambio brusco con respecto a la situación que existía al final del año pasado –y representa el regreso al ritmo muy lento de expansión desde que empezó la recuperación en el verano de 2009. Durante los primeros tres trimestres de 2010 el crecimiento económico de los Estados Unidos no sólo fue lento, sino que también se caracterizó principalmente por la acumulación de existencias y no por las ventas al consumidor u otro tipo de ventas finales. En el último trimestre de 2010 se dio un cambio positivo: el gasto de consumo aumentó a una tasa anual del 4%, lo que fue suficiente para aumentar el PIB real total en 3.1% del tercer trimestre al cuarto. La economía parecía haberse librado de su dependencia de la acumulación de existencias.” Todo parecía que iba por buen camino, pero luego se mostró la verdadera cara de la situación general de la economía norteamericana. Como el mismo Martin Feldstein lo señala más adelante, lo que parecía ser una recuperación de la economía fue solo una ilusión, ya que se crearon pocos empleos y la cesantía se elevó al 9,1% de la fuerza laboral. Y agrega que en este año 2011, “El programa de estímulo fiscal aprobado en 2009 está llegando a su fin, y el gasto de estímulo ha disminuido de 400 mil millones de dólares en 2010 a apenas 137 mil millones este año. Además, se están llevando a cabo negociaciones para recortar más el gasto y aumentar los impuestos a fin de reducir los déficits fiscales previstos para 2011 y los años siguientes.” Como nunca antes los pobres han aumentado en USA. Las cifras muestran una realidad lamentable: el 21% de los niños en USA viven bajo el umbral de la pobreza. Cerca de 49 millones de estadounidenses viven en situación de pobreza, que ya en 2010 marcaba un aumento del 1% con respecto al año anterior. Una cantidad enorme de ciudadanos muere anualmente por enfermedades que son curables con un servicio médico normal, pero son gente que no tienen suficientes ingresos para pagar seguros que se haga cargo de sus gastos médicos y los esfuerzos de Obama para lograr paliar esto se ha enfrentado a la negativa rotunda del Partido Republicano y a gente dentro de sus misma colectividad. Y para qué hablar del enorme déficit fiscal. En realidad se barajan cifras astronómicas superiores 200 billones de dólares y tal vez sea mucho más. En estas condiciones USA no puede seguir manteniendo una fuerza militar importante en Irak, sobre todo que, ya tiene en Afganistán otra fuerza enorme que consume el erario nacional. La campaña militar en Irak le ha costado a USA un billón de dólares, 4.500 muertos, muchos miles de heridos, de los cuales una gran parte han quedado lisiados de por vida.

3.La última razón que se da, tiene que ver con la negativa de USA de someter a sus soldados a los tribunales internacionales que velan por los derechos humanos. El gobierno de Maliki ha puesto como condición que los soldados que cometan crímenes contra la población civil y contra los prisioneros de guerra, sean juzgados por los tribunales iraquíes y el gobierno norteamericano lo ha rechazado. Esta es una política que la ha mantenido los últimos tres gobiernos de USA. Se creía que en Irak iba a quedar una fuerza norteamericana de unos 3000 hombres, una brigada, pero como pudo haber un acuerdo sobre la inmunidad de los norte-americanos, esa fuerza ya no estará a final de este año 2011. Todos recordamos los escándalos producidos por las torturas en la prisión de Abu Graib, mostrada en fotografías escandalosas, sin ningún tipo de tapujos. Una moral repugnante de los soldados y de los mercenarios norteamericanos. Y eso lo tiene bien pre-sente cada iraquí, sea sunita o chiita.

La retirada de Irak es lo que Obama había prometido a un pueblo norteamericano despolitizado o, más bien dicho, muy politizado hacia la derecha, que ahora se pregunta si en realidad valía o no la pena de meterse en una guerra que no ha traído beneficios a USA, aunque algunas empresas norteamericanas cuyos dueños están relacionados con Bush ganen muchos fajos de dinero en ese país.

Aunque Maliki quería que un contingente de soldados nortea-mericanos quedase en Irak, esta proposición no es compartida por individuos de su misma etnia y entidad religiosa como el clérigo Moq-tada al-Sadr. Éste clérigo siempre estuvo contra los norteamericanos y su milicia ha participado en varios combates contra ellos, entre las cuales destaca la batalla por Faluya. Batalla que duró más de una semana.

La guerra de Irak, ¿éxito o fracaso?

Esta es una pregunta que se la hacen muchos. Y desde distintos ángulos. Mirado desde Israel, esa guerra, por un lado fue beneficiosa para ellos, porque destruyó el poderoso ejército, aunque anticuado, que tenía Sadam y que podía ser una amenaza para Israel si es que se produce otra guerra árabe/israelí. Desde el punto de vista geo-político, para USA lo que parecía ser un beneficio, hoy se percibe que es prácticamente nulo. La influencia geopolítica de USA ha dismi-nuido, en cambio ha aumentado la de Irán. Y eso es bastante perjudicial para Israel. No olvidemos que el régimen iraní, es enemigo de Israel por doctrina. Y jamás podrá haber un acercamiento, sino todo lo contrario y eso lo comprende perfectamente el gobernante del Estado israelita. Y el acercamiento Irak-Irán es un golpe fuerte a los intereses de ambos: de USA e Israel.

Lo que parece ser un éxito, especialmente en el plano militar de la guerra convencional, es un fracaso geopolítico y un fracaso económico. El enorme gasto que generó esta guerra no ha sido compensado por el crecimiento de la industria de guerra, y eso se comprueba por el aumento de la cesantía de USA y la amenaza de una recesión de la economía.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Panamá: Lo que no dice la mafia mediática


Por:   Ángel Guerra Cabrera

La clarinada la dio nuestra amiga Stella Calloni en el sitio web Cubadebate. ¿A qué viene toda esta alharaca sobre el regreso a Panamá del general Manuel Noriega? Escribo “general” con plena deliberación pues Noriega ha estado todos estos años en condición de prisionero de guerra de Estados Unidos y, a la vez, los actos llevados a cabo por el Estado agresor sobre el agredido carecen de legitimidad alguna según lo establecen las normas del derecho internacional.

Derecho que Washington ha persistido en atropellar en América Latina, por lo menos desde la proclamación de la Doctrina Monroe(1823), de lo cual la historia de Panamá es un muestrario interminable desde mediados del siglo 19, como de heroicas luchas contra la injerencia yanqui. De modo que de allí debe arrancar todo relato que involucre la actuación del imperio en la nación istmeña. Pero es este dato mayor el que precisamente omiten los papagayos y plumíferos que tanto presumen de equilibrio y objetividad informativa pero practican exactamente lo contrario. El enfoque que se difunde por los pulpos mediáticos sobre lo ocurrido en Panamá antes y desde el 20 de diciembre de 1989 es de una banalidad y una parcialidad inigualables. Nada menos que sobre hechos que condujeron al pisoteo más escandaloso de su integridad territorial, su soberanía y autodeterminación así como a la muerte de miles de sus hijos, que de eso se trata.

No de que fue derrocado Noriega, el “sanguinario” dictador, que en fin de cuentas no era el principal problema para Estados Unidos. No. Lo primero es lo primero. Ese día Estados Unidos invadió Panamá, acción por sí sola ilegal, inmoral e ilegítima, y por ello condenado en términos muy enérgicos en la Asamblea General de la ONU. De modo que todos los actos derivados de la agresión, incluyendo el apresamiento y juicio a Noriega son ilegales. La invasión y ocupación se realizó, además, con fuerza aplastantemente superior en medios de guerra de gran poder destructivo y de muy alta tecnología. Arrasó desde el aire todos los objetivos militares y –qué dato más revelador- gran parte de las barriadas populares de la capital de Panamá y otros puntos del país. Utilizó varios tipos de armas ultrasofisticadas, entre ellas algunas que al parecer no han podido ser identificadas. El Pentágono ha reconocido el uso en Panamá por primera vez de medios de combate de alta tecnología cuyo empleo después se generalizó en las intervenciones contra Servia, Somalia, Irak, Afganistán y Libia, pero los testimonios de muchos sobrevivientes del Chorrillo y otros barrios humildes hablan de la muerte de seres humanos en formas que no pueden ser ocasionados por la metralla convencional y ni siquiera por el napalm. Sobre la invasión y sus antecedentes han escrito historiadores, periodistas e intelectuales reconocidos, entre ellos los panameños Jorge Turner, Olmedo Beluche, Ricaurte Soler, Roberto Méndez, Julio Yao y el irrepetible José de Jesús(Chuchú) Martínez, ayudante del general Omar Torrijos. Véase una valiosa antología en 

http://www.tragaluzpanama.com/01/memo/20dediciembre04



Pero, ¿cuál era el gran problema que preocupaba a Estados Unidos? La conciencia patriótica y antimperialista y el reforzamiento de la organización y el poder populares que habían adquirido las masas panameñas en la etapa final de la lucha por la soberanía de Panamá sobre el Canal interoceánico, proceso encabezado brillantemente por el general Omar Torrijos. El imperio no quería que quedara piedra sobre piedra de aquel bastión de dignidad construido por generaciones de panameños y consolidado por Torrijos. Muchos miembros de las Fuerzas de Defensa de Panamá(FDP) y milicianos de los Batallones de la Dignidad(BD) murieron combatiendo a los invasores. Testigos presenciales refieren el asesinato por la soldadesca yanqui de los miembros de las FDP y los BD que ya sin municiones decidían rendirse al enemigo.

El otro gran problema para los yanquis era que los acuerdos Torrijos-Carter devolvían la soberanía de Panamá sobre el canal a partir del año 2000. La invasión de Estados Unidos se adelantaba a la fecha para asesinar a miles de patriotas y destruir a las FDP y los BD, aterrorizar a la población, inmovilizarla, para que, llegado el momento, no fueran capaces de reorganizar sus fuerzas y hacer valer los derechos conquistados sobre la estratégica y codiciada vía acuática frente a los títeres impuestos por la soldadesca yanqui. Fue un gran retroceso histórico.