jueves, 25 de noviembre de 2010

NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES


25 de noviembre NO MÁS Violencia contra las mujeres. La violencia es estructural: Patriarcal, colonial, clasista, racista, materialista y por supuesto MACHISTA / “La violencia es una realidad cotidiana para millones de mujeres en el mundo, y erradicarla debe ser una de las prioridades de toda persona defensoras de derechos en cualquier lugar del planeta donde nos toca luchar”. / Ver actividades y manifestaciones en Chile / Ver Videos cortos de Micromachismo. 

Ver También Pronunciamientos de Defensoras de la Pachamama, de Amnistía Internacional y de la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual. 

INDICE
 
-NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. CONVERSANDO CON INÉS / POR DEFENSORAS DE LA PACHAMAMA 

-LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS – AMINISTÍA INTERNACIONAL 

- PRONUNCIAMIENTO DE LA RED CHILENA CONTRA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Y SEXUAL 

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- No Violencia contra la Mujer. Conversando con Inés / Por Defensoras de la Pachamama/ http://defensoraspachamama.blogspot.com/
 
PORQUE CREEMOS QUE UN MUNDO SIN VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES POSIBLE Y EL PRIMER PASO ES ROMPER EL SILENCIO, CONTINUAMOS CON LA SEGUNDA ENTREGA DE:CONVERSANDO CON LA COMADRE INÉS¿Cómo podía ser que allá donde viviéramos las mujeres fuésemos consideradas como “seres inferiores’’? Era una de las preguntas que nos hacíamos con Inés. En aquella época de estudiantes, no teníamos otras herramientas que el estudio para encontrar respuesta.
Aprendimos que el mundo estaba constituido y funcionaba de tal modo que el enriquecimiento y los privilegios de ciertos grupos poderosos estaban basados en la subordinación y la explotación de grupos considerados inferiores. Que se es inferior a causa del color de la piel, porque se es pobre, indígena, se vive con una discapacidad, se es homosexual, y/o porque se es mujer. Claro que una mujer puede pertenecer a uno o a varios de estos grupos. Cuando esto ocurre, las diversas causas de inferioridad se alimentan mutuamente, se entrecruzan y se refuerzan. El resultado para las mujeres es entonces aún más destructor.
La inferioridad de las mujeres es una convicción profundamente arraigada en la historia y se transmite de una generación a otra. Por ejemplo, desde el punto de vista político, se traduce en las leyes, las políticas, y los programas, que no consideran los derechos de las mujeres y la igualdad como valores fundamentales. Desde el punto de vista social, cada día somos testimonios de palabras, frases y comentarios que nos recuerdan que tenemos poco valor: “¿Tú que hablas si no sabes?” “¿Qué dices si sólo vales para hacer tus tareas?” “¡Eres una inútil!”. Jamás nuestros padres, nuestros maridos, nuestros compañeros, nuestros hermanos, nuestros amigos nos hablarían así, si estuvieran convencidos que los hombres y las mujeres somos iguales, que tenemos igual valor. 

Después de estas reflexiones, decíamos con Inés que cada una de nosotras y también con nuestras compañeras habría que hacer algo. Y allí decidíamos de seguir conversando para encontrar la manera de cambiar el mundo. 

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LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS
 
Amnistía Internacional expresa su preocupación por la situación de violencia que viven a diario muchas mujeres en Chile y en todos los países del mundo. La violencia contra las mujeres es un delito y una violación fundamental a los derechos humanos. 

El entorno familiar se ha transformado en un espacio habitual donde se ejerce la violencia contra las mujeres y generalmente queda impune. Las mujeres de todo el mundo tienen mayor probabilidad de ser lastimadas, violadas o asesinadas por su pareja actual o anterior que por otra persona. El domicilio privado es para millones de mujeres un lugar de sufrimiento, donde reciben maltrato, tortura e incluso la muerte. En Chile, el 35% de las mujeres sufre violencia intrafamiliar y una mujer de ellas muere asesinada cada semana. 

Existen otras circunstancias que inducen y agravan la violencia, uno de aquellos se presenta en los conflictos armados. En Colombia, por ejemplo, las partes involucradas en el conflicto atacan deliberadamente a mujeres y niñas para explotarlas como esclavas sexuales, para sembrar el terror en las comunidades y facilitar así el control militar del territorio; con esto se obliga a familias enteras a huir de sus casas, lo que permite apropiarse de las tierras abandonadas y vengarse del enemigo. 

La legislación internacional responsabiliza a los Estados de las violaciones de derechos humanos cometidas tanto por agentes estatales como por particulares. Esta responsabilidad incluye prevenir, investigar y sancionar la violencia, así como reparar a las víctimas. 

Por otra parte, muchas mujeres por pertenecer a una determinada minoría étnica son sometidas a esterilizaciones forzosas y otros tratos crueles. Muchas migrantes ven vulnerados sus derechos, sufren discriminación y, en algunos casos, se les somete a abusos sexuales por parte de policías, guardia de cárceles, guardias de fronteras y funcionarios de inmigración. 

Amnistía Internacional acaba de publicar el informe “Escucha sus voces y actúa: No más violación y violencia sexual contra niñas en Nicaragua”. En este documento revela la falta de ayuda por parte del Estado a las sobrevivientes para que rehagan sus vidas tras la violencia sexual. “Cada día, muchas niñas nicaragüenses sufren el horror de la violencia sexual en silencio, por no arriesgarse al rechazo que a menudo sufren cuando hablan de lo sucedido”, ha manifestado Esther Major, investigadora de Amnistía Internacional sobre Centroamérica. 

En Nicaragua, la ausencia de programas gubernamentales para concienciar a la población sobre la violencia sexual y cambiar las actitudes sociales significa que, a menudo, es a la víctima a quien se culpa, y no al agresor. Las niñas que sacan fuerzas para denunciar la violación o los abusos sexuales a menudo descubren que, en lugar de un trato atento y profesional, lo que se encuentran son unos policías, fiscales y jueces que no cumplen las normas nacionales e internacionales sobre el trato a las víctimas de abuso sexual. 

Amnistía Internacional extiende su preocupación por la violencia que sufren muchas mujeres en lo relativo a los derechos sexuales y reproductivos. En el mundo, 200 millones de mujeres no tienen acceso a métodos anticonceptivos o a información para controlar su fertilidad. Esto unido a la falta de una asistencia médica adecuada que provocan la muerte de 500.000 mujeres cada año, sobre todo en los países en desarrollo, por complicaciones derivadas del embarazo y parto. Más de un millón de niños y niñas se quedan huérfanos de madre cada año. Cuando una mujer muere, su familia se empobrece aún más. Los Estados deben garantizar que ninguna mujer fallezca por causas evitables y poner fin, de una vez a esta violación a gran escala del derecho de las mujeres a la vida y a la salud.Amnistía Internacional quiere poner de relieve la gravedad y la dimensión universal del problema, y conseguir que los Estados asuman su responsabilidad ante estas violaciones de derechos humanos que no tienen excusa. La organización espera que las leyes de los Estados consideren la violencia y los abusos hacia las mujeres como delitos graves, que se acabe con la impunidad de sus autores y que se repare a las víctimas. 

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Declaración 

Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual 

"Basta de Impunidad" 

“Mujer, si te agreden ¡responde!” 

“El silencio es cómplice! 

La violencia contra las mujeres ha sido históricamente un ejercicio de poder sobre nuestras vidas. Naturalizada en la cultura y en las relaciones entre hombres y mujeres, opera eficaz y transversalmente como mecanismo de control y subordinación que nos sitúa como víctimas y sujetas pasivas de las decisiones de otros. 

Hasta ahora, esta violencia se reconoce en forma parcial y principalmente como un fenómeno asociado a las relaciones de pareja y familiar. Pero sabemos que la violencia contra las mujeres es estructural y sistemática, y que se manifiesta cotidianamente en nuestras vidas en los distintos espacios que transitamos: en las calles, en las escuelas, en el trabajo, en los medios de comunicación, en las iglesias, en las instituciones públicas y privadas, en las organizaciones sociales y en los partidos políticos. 

Los movimientos de mujeres y feministas estamos concientes y ya hemos hecho visible esta violación a nuestros derechos humanos, que coarta e impide nuestro pleno desarrollo como personas libres. Ahora decimos: “¡Basta de Impunidad!” “Menos vírgenes y rosarios, más respeto a los derechos humanos” “Mujer, si te agreden ¡responde!” “El silencio es cómplice!. 

Llamamos a, hablar sobre las agresiones vividas en la casa y en lugares públicos, denunciar a los agresores, exigir que las leyes reflejen nuestras necesidades e inquietudes, tomar actitudes decididas de rechazo al machismo, organizarnos y movilizarnos contra la violencia estructural institucional y otras, ser activas en las transformaciones culturales. Llamamos, a la vez, a todas y todos a no ser cómplices y responder frente a la violencia, instaurando nuevos y mejores relacionamientos humanos. 

¡Erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas es cambiar la sociedad, la cultura y la vida!
Noviembre, 2010


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