Colaboracion: Compañera Albania Camacho...
Dos cosas alimentan el calentamiento global: primera, la producción de gases de efecto invernadero, producidos por fábricas, vehículos, usinas eléctricas y miles de tipos de artefactos de uso cotidiano; y segunda, la eliminación de la capa vegetal, formada por la “alfombra verde” natural que amortiguaba los rayos solares, servía de control en la diseminación de las aguas y funcionaba como enfriadora del aire cuando éste pasaba a través de los bosques.
El calentamiento global ha cambiado algunas condiciones ecológicas en diversas partes del planeta, motivando la desaparición de especies y dando paso al crecimiento de otras, comenzando con las especies de flora microscópica. Citamos dos casos, y al citarlos nos recorren escalofríos. Los murciélagos Myotis y varias especies de ranas, entre ellas la ranita dorada (de Costa Rica), la rana escarlata y el sapillo pintojo palestino.
Los murciélagos Myotis, en los Estados Unidos y Cánada, están siendo diezmados por un hongo que es todavía desconocido y que causa en los murciélagos lo que se ha llamado el “síndrome de la nariz blanca”, dado que este hongo crea colonias en el hocico de los murciélagos molestándoles de tal manera que éstos no pueden hibernar y se pasan todo el tiempo despiertos tratando de librarse de los hongos, lo que les quema toda la energía y mueren.
Por lo menos siete especies de los Myotis han resultado afectadas muriendo casi dos millones de estos animales. Puesto que estos murciélagos son eficaces controladores de insectos su desaparición puede crear un desequilibrio ecológico de consecuencias inimaginables. Winifred Frick, de la Universidad de California, ha declarado que se está ante una de las peores crisis de flora y fauna de los Estados Unidos.
En otro aspecto, y sobre la fauna planetaria, varias especies de ranas ya han desaparecido, probablemente extintas para siempre a causa de la aparición en rápido desarrollo de la Quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa causada por un hongo, calificada esta enfermedad como “nueva y descarnada amenaza” contra los batracios. Un equipo de científicos herpetólogos se apresta en estos días a viajar por el mundo para establecer hasta dónde ha llegado la extinción.
Definitivamente la extinción de murciélagos y ranas está conectada con el calentamiento global, y éste, a su vez, está conectado con la desaparición de la cubierta vegetal y los hábitats de muchas especies. Una tercera conexión: la minería irresponsable, que va eliminando igualmente para siempre colosales mantos de suelo y vegetación, refugios y hábitats por millones de años de esos animales.
Un cuarto elemento se suma: la aparición de hongos y enfermedades desconocidas que han sido despertadas por el calentamiento global han encontrado posibilidades de desarrollo y crecimiento con el nuevo clima creado por la despreocupación humana y la criminalidad antiecológica. Lo que nos plantea la siguiente interrogante: ¿aparecerá también una enfermedad u hongo que ataque las poblaciones humanas hasta reducirlas a su mínima existencia o total desaparición?
El calentamiento global ha cambiado algunas condiciones ecológicas en diversas partes del planeta, motivando la desaparición de especies y dando paso al crecimiento de otras, comenzando con las especies de flora microscópica. Citamos dos casos, y al citarlos nos recorren escalofríos. Los murciélagos Myotis y varias especies de ranas, entre ellas la ranita dorada (de Costa Rica), la rana escarlata y el sapillo pintojo palestino.
Los murciélagos Myotis, en los Estados Unidos y Cánada, están siendo diezmados por un hongo que es todavía desconocido y que causa en los murciélagos lo que se ha llamado el “síndrome de la nariz blanca”, dado que este hongo crea colonias en el hocico de los murciélagos molestándoles de tal manera que éstos no pueden hibernar y se pasan todo el tiempo despiertos tratando de librarse de los hongos, lo que les quema toda la energía y mueren.
Por lo menos siete especies de los Myotis han resultado afectadas muriendo casi dos millones de estos animales. Puesto que estos murciélagos son eficaces controladores de insectos su desaparición puede crear un desequilibrio ecológico de consecuencias inimaginables. Winifred Frick, de la Universidad de California, ha declarado que se está ante una de las peores crisis de flora y fauna de los Estados Unidos.
En otro aspecto, y sobre la fauna planetaria, varias especies de ranas ya han desaparecido, probablemente extintas para siempre a causa de la aparición en rápido desarrollo de la Quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa causada por un hongo, calificada esta enfermedad como “nueva y descarnada amenaza” contra los batracios. Un equipo de científicos herpetólogos se apresta en estos días a viajar por el mundo para establecer hasta dónde ha llegado la extinción.
Definitivamente la extinción de murciélagos y ranas está conectada con el calentamiento global, y éste, a su vez, está conectado con la desaparición de la cubierta vegetal y los hábitats de muchas especies. Una tercera conexión: la minería irresponsable, que va eliminando igualmente para siempre colosales mantos de suelo y vegetación, refugios y hábitats por millones de años de esos animales.
Un cuarto elemento se suma: la aparición de hongos y enfermedades desconocidas que han sido despertadas por el calentamiento global han encontrado posibilidades de desarrollo y crecimiento con el nuevo clima creado por la despreocupación humana y la criminalidad antiecológica. Lo que nos plantea la siguiente interrogante: ¿aparecerá también una enfermedad u hongo que ataque las poblaciones humanas hasta reducirlas a su mínima existencia o total desaparición?
Quizás Barrick Gold, Goldcorp o Unigold tengan algunas respuestas. Solo que no nos vamos a quedar sentados y de brazos cruzados esperándolas.
1 comentario:
Andalgala resiste a la mineria que quiere condenar al pueblo.
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