Margarita Barrio...
El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba limita el desarrollo de un programa de alta sensibilidad para la población, la Educación Especial, en la cual se encuentran matriculados 40 000 niños y niñas con necesidades educativas especiales, expresó en conferencia de prensa Rosa Álvarez, directora de Planificación y Estadísticas del Ministerio de Educación (MINED).
Cada año nuestro país presenta en la ONU un informe que pone al descubierto lo injusto de esta política de fuerza que lacera en lo más profundo a la población de la Isla, hecho que volverá a ocurrir el próximo 26 de octubre.
La funcionaria explicó que por las limitaciones impuestas por el bloqueo, Cuba no ha podido adquirir el equipamiento de 60 aulas terapéuticas para el diagnóstico de niños con necesidades educativas especiales. En Estados Unidos la inversión sería de 8 000 dólares, pero las ofertas en el mercado europeo son de 14 000 euros.
«En estos casos hacer un diagnóstico más preciso de la situación del estudiante es fundamental —apuntó—, y es un tema muy sensible para las familias que tienen en su seno a niños y niñas con estas necesidades educativas».
La especialista precisó que en lo primero que nos afecta el bloqueo es en el empeño de mejorar la calidad de la educación, y su impacto es político y social, pero se materializa en hechos económicos.
«Hay un primer elemento que es la limitación de créditos en los bancos, ya sean de Estados Unidos o filiales, y también aquellos que tienen relaciones comerciales con terceros países, y les limitan comerciar con Cuba.
«Eso nos determinó a mover la adquisición de recursos para la base material de estudio y de vida, y un grupo de artículos para la reparación y mantenimiento de las escuelas, a mercados asiáticos, fundamentalmente de China, lo cual resulta muy lejano.
«Aunque la crisis económica mundial nos lleva a reducir importaciones, en el sector educacional estas suman 18 millones de dólares», precisó la funcionaria.
El país dedica a la educación el 20 por cierto de su presupuesto estatal de gastos corrientes y el 12,3 por ciento de su Producto Interno Bruto.
La especialista señaló que debido a la distancia de esos mercados, del valor de las importaciones que Cuba realiza, el 10 por ciento se dedica al pago de fletes, que son aproximadamente 700 000 dólares.
«Si lo hubiéramos adquirido en mercados más cercanos, por ejemplo Estados Unidos, Panamá o México, el pago de fletes sería del 3,7 por ciento», apuntó.
Rosa dijo que con esa diferencia, que se considera un gasto innecesario, se podría haber comprado todo el papel para la elaboración de los libros de producción nacional.
Además se hubieran adquirido todos los juegos de instrumentos de trazado para la enseñanza de la Matemática de 800 000 niños y niñas matriculadas en las escuelas primarias y especiales del país.
Igualmente ese dinero hubiera alcanzado para traer los juegos de marcadores para las pizarras acrílicas que se utilizan para la enseñanza de la computación en todos los niveles educativos.
«Junto a esta problemática hay otro aspecto relevante: el almacenamiento de la base material de estudio, que luego se entrega a los alumnos de manera gratuita. Como hay que adquirirla en mercados distantes es necesario traerla con más antelación, para contar con esta al inicio del curso.
«El gasto por almacenamiento implica un cinco por ciento de pérdidas anuales, lo cual suma 1 139 000 dólares. Además esta reserva de productos almacenados sufre un deterioro.
«Se trata de un proceso complejo, porque son 18 millones de dólares en artículos variados, que hay que almacenar y mover hasta la base».
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