¿Qué es un Mandato? ¿Cómo Construir nuestros Mandatos?
Un Mandato es la expresión de los Acumulados de nuestras luchas: Los mandatos expresan los acumulados de procesos de organización social y por lo tanto, no resultan de manera espontánea e improvisada. No son un simple texto o comunicado, tienen que dar cuenta de lo que realmente venimos trabajando, pensando y orientando.
Los mandatos sintetizan las posturas y propuestas frente a la vida colectiva y parten de tener claros nuestros intereses, deseos y necesidades como procesos.
Los Mandatos caracterizan las contradicciones principales: Expresan los elementos centrales de nuestras luchas, enfatizan en las contradicciones y los conflictos principales que resultan del sistema capitalista y el modelo económico imperantes. El Mandato no se queda en el planteamiento crítico, sino que caracteriza de manera breve los principales efectos de ese sistema y su modelo, en nuestra vida colectiva.
Los Mandatos también plantean nuestras propias miradas y propuestas sobre la forma en que debe entenderse, planearse y construirse nuestra vida, no son solamente demandas.
Los Mandatos reflejan la naturaleza de nuestros procesos organizativos: Los mandatos pueden ser sectoriales (jóvenes, estudiantes, mujeres,…) temáticos (ambientales, culturales, educativos…) regionales (magdalena medio, sur occidente, Cauca, Bogotá región, Caribe, etc.), de pueblos (indígenas, afros y Rom).
Se hacen para dialogar con otros Mandatos, otros procesos, otros movimientos: Los mandatos no se limitan a nuestros procesos y realidades locales o sectoriales. Son un instrumento para irnos juntando con otros, a partir de identidades comunes; para acordar rutas compartidas en la movilización y la organización.
Los Mandatos dibujan los caminos de movilización y nos sitúan como sujetos activos en ella: Los mandatos no son estáticos ni puntos de llegada. Son una expresión ordenada de nuestros propósitos, son una expresión de lo que se proponen nuestras formas organizativas, dibujan las transformaciones y los caminos para lograrlas.
Asumen que la tarea de defender el territorio, enriquecer nuestras realidades culturales, transformar el modelo económico y cambiar de raíz las dinámicas políticas existentes, no se delega, ni significa que la exigencia de cumplimiento a los gobernantes implica asumir una posición pasiva.
Los mandatos sintetizan las posturas y propuestas frente a la vida colectiva y parten de tener claros nuestros intereses, deseos y necesidades como procesos.
Los Mandatos caracterizan las contradicciones principales: Expresan los elementos centrales de nuestras luchas, enfatizan en las contradicciones y los conflictos principales que resultan del sistema capitalista y el modelo económico imperantes. El Mandato no se queda en el planteamiento crítico, sino que caracteriza de manera breve los principales efectos de ese sistema y su modelo, en nuestra vida colectiva.
Los Mandatos también plantean nuestras propias miradas y propuestas sobre la forma en que debe entenderse, planearse y construirse nuestra vida, no son solamente demandas.
Los Mandatos reflejan la naturaleza de nuestros procesos organizativos: Los mandatos pueden ser sectoriales (jóvenes, estudiantes, mujeres,…) temáticos (ambientales, culturales, educativos…) regionales (magdalena medio, sur occidente, Cauca, Bogotá región, Caribe, etc.), de pueblos (indígenas, afros y Rom).
Se hacen para dialogar con otros Mandatos, otros procesos, otros movimientos: Los mandatos no se limitan a nuestros procesos y realidades locales o sectoriales. Son un instrumento para irnos juntando con otros, a partir de identidades comunes; para acordar rutas compartidas en la movilización y la organización.
Los Mandatos dibujan los caminos de movilización y nos sitúan como sujetos activos en ella: Los mandatos no son estáticos ni puntos de llegada. Son una expresión ordenada de nuestros propósitos, son una expresión de lo que se proponen nuestras formas organizativas, dibujan las transformaciones y los caminos para lograrlas.
Asumen que la tarea de defender el territorio, enriquecer nuestras realidades culturales, transformar el modelo económico y cambiar de raíz las dinámicas políticas existentes, no se delega, ni significa que la exigencia de cumplimiento a los gobernantes implica asumir una posición pasiva.
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